El edificio se alinea con la avenida, y se retranquea respecto a la rua dos Agriños, estableciendo su entrada principal en el cruce de ambas calles. El volumen construido funciona como filtro entre la avenida y el espacio exterior propuesto, proyectando este último, hacia el paisaje. Hacia la rua dos Agriños, el giro del volumen genera un segundo espacio exterior que se relaciona con la vía pública y quiere establecer un dialogo más directo con los usuarios menos habituales. Es por esto que se ubica un espacio destinado a parking exterior con acceso desde la rua dos Agriños y una segunda entrada peatonal al espacio exterior, y los usos que puntualmente puedan ofrecer actividades menos ligadas a la actividad habitual del centro.

Se plantea un edificio con alta conectividad y con una atenta relación con su entorno, queriendo posibilitar que la población pueda participar de lo que en el ocurra. Esto permite, que el grado de privacidad de toda la intervención pueda ser gestionado dependiendo de la demanda de cada situación. Aunque el colectivo objeto principal del centro son los más jóvenes de la localidad, estos pueden beneficiarse, tanto de los servicios que el propio espacio proporciona, como también de todas aquellas sinergias que puedan propiciarse del contacto con otros colectivos y personas totalmente ajenas  a la localidad. En definitiva, un espacio de encuentro, al servicio de los jóvenes y personas en riesgo en exclusión que se convierta en un dinamizador de sus necesidades de presente y futuro.

El programa requerido se refleja en la propia propuesta arquitectónica, a través de un ejercicio de identificación entre uso y volumen. La pieza central y la nave sur están ligadas a los usos de información, cultura y formación del centro, mientras que la nave norte se dedica a las actividades más relacionadas con la creatividad. La pieza central, paralela a la Av.  Muiño Vello, alberga la oficina de información y asesoramiento juvenil en planta baja, y los espacios de coworking en planta primera. Ambos programas se agrupan en la mitad de la crujía total, dejando la otra mitad como espacio de circulación con toda la altura libre del volumen, 7 metros de altura. A este espacio de circulación en doble altura, se vuelca el corredor a través del que se puede acceder a los diferentes espacios en planta primera. A este, se accede desde la entrada principal del edificio, donde se ubican la escalera y el ascensor accesible de todo el conjunto. La nave Sur, por su parte, alberga una sala de conferencias-taller en planta baja, ligada a un espacio en doble altura para el ocio y esparcimiento.

Este espacio de juegos se ubica en el extremo opuesto al núcleo de comunicaciones de la entrada, por tanto, se decide ubicar aquí una segunda escalera. Se aprovecha, desde la idea de proyecto, para hacer de la escalera un espacio más del centro, concebida como un gran mueble de madera con plataformas de encuentro y lugares para sentarse. En definitiva un lugar donde poder conectarse a internet, jugar a la videoconsola y a su vez estar en contacto con el resto de usuarios, una escalera 4.0.Al final de la escalera, con vistas hacia el paisaje, se encuentra la sala de lectura. La nave norte, con acceso desde el hall de entrada principal y también desde el espacio exterior ligado a la Rua dos Agriños, se plantea como un espacio con la posibilidad de poder funcionar de manera independiente: si bien está conectado a la actividad diaria del centro, también puede funcionar durante los horarios de cierre de este. Se resuelve en un único espacio que abarca la altura total de la nave, a excepción de la caja de aseos centrales, que sirven también como pieza de sectorización si se necesitase. El Espacio Activo se entiende como un lugar donde poder realizar espectáculos, proyecciones de películas, etc. Por su parte, el Espacio Creativo, se encuentra vinculado a otro “artefacto” (igual que el mueble-escalera 4.0) que hace las veces de recepción, office y genera la entrada secundaria a esta nave.