El local se dividía en dos zonas, la de venta y exposición, volcada a la calle principal, y una parte trasera de almacén. Entre ambas zonas se encontraba el probador y un pequeño aseo. La intervención plantea liberar  gran parte del ancho del local en toda su longitud, para situar la zona de atención y exposición de los productos. Aprovechando que el espacio cuenta con una fachada trasera, a una calle peatonal interior de manzana, se modifica un hueco que servía como ventana alta del almacén para transformarlo en el segundo escaparate. Del tal forma,  este nuevo espacio de exposición se vuelve un elemento mas permeable con su contexto urbano, dándole mayor visibilidad al comercio.

Para evitar interferencias visuales o de circulación en la sala, la zona de exposición de gafas se adosa a la medianera del local, construyendo un mueble que recorre toda la longitud del espacio.  Este mueble integra las baldas para la exposición de los lentes,  zona de almacenaje  y dos mesas de atención al público.

El resto de usos, que requieren de una mayor privacidad, se alojan en un nuevo volumen adosado a la medianera contraria al expositor de gafas. A través de un tabique curvo, que pretende dialogar con la circulación de las personas que recorren la sala, se delimitan los espacios de taller, aseo y el gabinete de optometría. Este nuevo volumen se abre junto a la entrada para hacer las veces de espacio de exposición hacia la calle, esto permite una gran visibilidad de todo lo que ocurre en el interior del local.